El concepto de talento deportivo
ha sufrido en los últimos años una evolución que ha posicionado a dicho término
en un marco de posible cuestionamiento en relación a su interpretación dentro
del ámbito deportivo. Este hecho sucede porque, según su origen lingüístico,
podemos encontrar diferentes connotaciones sobre ella. El origen etimológico de
la palabra talento nos ha mostrado que la concepción de este vocablo se origina
desde la creencia de que las capacidades, son un don natural y que se encuentra
de forma innata en el ADN. Por tanto, no es de extrañar que actualmente, en el
contexto deportivo, existan ciertas dudas sobre si verdaderamente el talento
nace o se hace. El siguiente trabajo tiene como objetivo analizar
etimológicamente la palabra talento, ubicándola dentro del contexto académico
en el ámbito deportivo, con objeto de aclarar las posibles lagunas que pueda
generar dicho término dentro de la bibliografía e investigación en el ámbito de
las ciencias del deporte, facilitando con ello su comprensión. Se concluye que
el talento requiere de un claro nivel de desarrollo que ayude a que el mismo
sea productivo, requiriendo de un proceso de formación adecuado, con unas
mínimas condiciones contextuales que permitan al deportista llegar a la élite o
nivel de deportista experto.
EmásF nº 58
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